Las masculinidades de González Prada en
En-claves del pensamiento
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de MonterreyEste trabajo trata sobre las masculinidades que Manuel González Prada expresó en los ensayos que dedicó a las mujeres e indios dentro de
Existe consenso en que el libro pionero de los estudios sobre masculinidades críticas es el que publica Raewyn Connell, ya que ella es la primera que entiende las masculinidades como situadas dentro de las relaciones de género y construidas a través de prácticas personales, culturales, históricas y encarnadas.

			

				

				

					
En el caso de América Latina, los estudios sobre masculinidades empezaron entre 1980 y comienzos de 1990 con la participación activa de Colombia, Perú y Chile.

			

				

				

					
No obstante, la gran mayoría de estudios mencionados comprehenden investigaciones que van de 1990 en adelante, y solo unos pocos trabajos retroceden hasta la mitad del siglo XX.

			

				

				Por ejemplo,
Debido a la dejadez mencionada, no me sorprendió encontrar solo un estudio respecto a la masculinidad de un pensador de la vuelta de siglo tan conocido e importante dentro de la historia peruana como es Gonzáles Prada.

			

				

				

					
En ese sentido, escribo este trabajo para contribuir a la escasa bibliografía respecto a las masculinidades latinoamericanas del recambio de siglo, y a la discusión de género acerca de la historia del Perú. Creo que esto es importante ya que aporta a visibilizar que las masculinidades siempre han sido construidas respondiendo a diversos factores de contextos históricos determinados y que, en tal sentido, nunca ha existido una verdadera masculinidad latinoamericana o nacional. Asimismo, considero que observar las discusiones de la época (como el problema del indio) desde la perspectiva de las masculinidades, contribuye no solo a enriquecer el debate histórico, sino a dar nuevas respuestas a las decisiones o soluciones que se plantearon.

		Dentro del enfoque de masculinidades, uno de los conceptos que ha sido más citado es el de masculinidad hegemónica. Este fue definido por Connell como: 'la configuración de prácticas de género que encarna la respuesta actualmente aceptada al problema de la legitimación del patriarcado, que garantiza (o es tomada como garantía) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres'.

			

				

				Connell,
No obstante, los modelos de masculinidad hegemónica no son fáciles de alcanzar. De hecho, estos suelen ser conseguidos por muy pocos, motivo por el cual siempre se encuentran en pugna y se dan solo en un determinado contexto y lapso de tiempo.

			

				

				
Dentro de su libro, Connell también identificó otros dos tipos de masculinidades: las de protesta y las subordinadas. Las masculinidades de protesta, son expresadas por hombres que son étnicamente marginados y/o de entornos proletarios, que encarnan las pretensiones de las masculinidades hegemónicas de su entorno; pero no cuentan con los recursos económicos, ni la influencia política/cultural para lograr la hegemonía.

			

				

				Connell,
Luego de veinte años de acuñados dichos términos, Messerschmidt explica que aquello que se ha mantenido del concepto de masculinidad hegemónica es su cariz relacional con las demás masculinidades y feminidades, su papel de garante patriarcal, y su construcción local, regional y global.

			

				

				

					
Aquí cabe mencionar un detalle importante advertido por Messerschmidt desde que comenzó a trabajar y actualizar la teoría de Connell. Y es que las masculinidades hegemónicas no son necesariamente las más comunes de su época y, además, existen otras masculinidades que pretenden imponerse sin garantizar un orden patriarcal. Por ello, el autor propuso que existen dos categorías más de masculinidades en las que vale la pena reparar: la masculinidad predominante [
Ni la masculinidad predominante, ni la dominante legitiman necesariamente las relaciones jerárquicas de género entre hombres y mujeres, entre masculinidad y feminidad, o entre masculinidades. Sin embargo, a veces la masculinidad hegemónica puede ser dominante o predominante. Estas últimas nunca son hegemónicas si fallan culturalmente en legitimar las relaciones patriarcales.

			

				

				
En ese sentido, por lo visto hasta aquí queda claro que no toda masculinidad que tiene poder dentro de un contexto es una de tipo hegemónica. Es necesario estudiar cada contexto, época y situación particular para entender de qué tipo de masculinidad se trata. Así como también es importante analizar las relaciones que la masculinidad investigada construye junto con otras masculinidades y feminidades.

			En lo que sigue trato de aplicar la teoría aquí explicada a las masculinidades que expresó González Prada en
José Manuel de los Reyes González de Prada nació en enero de 1844 y falleció en julio de 1918. Fue hijo de una familia aristocrática, católica, antiliberal, españolizante y amiga del clero. A lo largo de su vida gozó de la fortuna y privilegios familiares, así como también de los viajes y educación que su posición social de criollo ilustrado le permitieron. No obstante, desde joven mostró su espíritu rebelde al quitar de su nombre las marcas aristocráticas,

			

				

				Borró 'de los Reyes' y el prefijo 'de' en de Prada.

			19 así como también expresó sin pudor sus opiniones progresistas respecto a la realidad nacional. De ahí que Ricardo Palma lo describiera como un 'Espíritu belicoso' y dijera que defendía una 'posición antagónica frente a la literatura oficial, crítica social y enfrentamiento político'.

			

				

				Citado en
Según Ivanna Margarucci su pensamiento se puede dividir en cuatro periodos. El primero es el de sus años de formación escolar y universitaria (abandonada a la mitad). El segundo, una etapa radical positivista que inicia con la Guerra del Pacífico, en 1879, y termina con su ida a Europa. El tercero, comprende los años que vivió en París, Barcelona y Madrid, y van de 1891 a 1898. Margarucci denomina a esta etapa un 'periodo bisagra', en tanto fluctúa de un radical positivismo a un radical anarquismo. Y un último periodo, marcado por su regreso a Lima, que abarca de 1898 hasta su muerte, en 1918.

			

				

				

					
En la última etapa de su vida González Prada también publicó varios documentos sobre política y poesía. A estos años también pertenece el libro
toda cuestión política se resuelve en una cuestión moral, y toda cuestión moral entraña una cuestión religiosa. […] Un esclavo no se transforma en hombre libre por el solo hecho de convertirse al ateísmo, ni un fanático, políticamente libre, deja de vivir esclavizado a Roma. La acción emancipadora tiene que venir doble y simultáneamente, en el orden religioso y el político.

			

				

				González Prada,
Aquí se evidencia la posición anticlerical que el autor mostró durante todo este periodo, así como su rechazo a la tendencia política del momento: un liberalismo conducido por la oligarquía de Lima. Respecto a este último punto, cabe recordar que González Prada formó la Unión Nacional, un partido político con un discurso radical para la época, ya que abogaba por medidas como la devolución de las propiedades de las comunidades indígenas.

			

				

				

					
El anticlericalismo no fue un reclamo exclusivo de González Prada, sino que formó parte de los reclamos del modernismo.

			

				

				

					
Sylvia Molloy explica que los modernistas latinoamericanos leyeron los textos europeos distanciándose de lo que percibían como trasgresor, temerosos de desviarse de un código de decoro que no sería otro más que la heterosexualidad. La homosexualidad 'amenaza a una virilidad que se quiere nacional y hasta continental'.

			

				

				

					
Tomando en consideración lo señalado,
En la edición de la Biblioteca Ayacucho

			

				

				Trabajada por Luis Alberto Sánchez, estudioso del político peruano en cuestión.

			30 'Las esclavas de la iglesia' empieza con una nota al pie, en la cual el editor indica que el contenido de este fue influenciado por la esposa de González Prada, quien abdicó de la religión católica luego del bautizo y muerte de sus dos hijos.

			

				

				González Prada,
Adriana, además, estuvo al tanto de los discursos de escritoras que luego serían llamadas feministas, tales como Clorinda Matto de Turner, Mercedes Cabello o Julieta Lanteri, cuyas ideas también fueron conocidas por el pensador peruano. Se sabe, igualmente, que Clorinda Matto fue su compañera en un círculo literario de élite, y fue tanta su amistad que ella dedico
Y es que, como mencionan Messner, Greenberg y Peretz los hombres que se comprometen con las luchas feministas y que, por lo tanto, no validan un orden de género patriarcal, 'son aquellos que aprendieron a ver el mundo desde los ojos de las mujeres y empezaron a empatizar con ellas'.

			

				

				

					
Lo primero que Gonzáles Prada mencionó en el ensayo 'Las esclavas de la iglesia' es la creencia de la época respecto a la distinta necesidad que hombres y mujeres tenían de recibir una educación religiosa. Dicha creencia para él equivalía a decir que a las mujeres les tocaba la noche y el convento; mientras a los hombres la luz y la educación.

			

				

				González Prada,
Asimismo, para González Prada la religión católica no solo era culpable de anular la capacidad crítica de las mujeres, sino de convencer a los hombres de que ellos valían más, motivo por el cual ellas podían convertirse en una propiedad que poseer. En otras palabras, dicha religión garantizaba un orden de género patriarcal y, a la vez, objetivaba a las mujeres. Pero para el autor la influencia del pensamiento eclesial también se reflejaba en las normas del código civil. Pues, debido a tal manera de pensar, las mujeres aparecían en dicho documento como propiedades del marido, como sujetos infantilizados o como atadas de por vida al esposo, es decir, sin la posibilidad de divorciarse.

			

				

				
Esta crítica a la religión católica no fue un invento de Gonzáles Prada, sino que formó parte de las ideas revolucionarias de su época. Por un lado, como Francesca Denegri menciona, las feministas peruanas y argentinas de la vuelta de siglo -varias de las cuales eran conocidas por el político peruano- ya perseguían una reforma del código civil que eliminara el doble estándar y estableciera la igualdad para hombres y mujeres.

			

				

				Denegri. ''Yo no sé…', 34.

			40 En ese sentido, el discurso de González Prada calza con lo que Messner, Greenberg y Peretz

			

				

				Messner, Greenberg y Peretz,
Y es que, para el pensador peruano, 'la emancipación de la mujer, como la libertad del esclavo, no se debe al Cristianismo, sino a la Filosofía'.

			

				

				González Prada,
Pero pese a que González Prada se mostró en desacuerdo con las ideas de la iglesia católica, fue una religión la que lo ayudó a seguir transgrediendo prejuicios de género. Ello se debe a la manera en que el autor entendió el protestantismo, es decir, como la religión que permitía 'elevar a los individuos y engrandecer las naciones, porque evoluciona con el espíritu moderno, sin ponerse en contradicción abierta con las verdades científicas'.

			

				

				González Prada,
La afirmación anterior era totalmente subversiva para el orden de género de la época, ya que, en ningún país de la región las mujeres podían si quiera acceder a un cargo político.

			

				

				

					
No obstante, cabe mencionar que existieron algunos hechos que restringieron la mirada transgresora del escritor. El primero es que la liberación e igualdad de la mujer se daban dentro de un escenario protestante, es decir, dentro de una religión. A este respecto, Delhom menciona que González Prada favoreció al protestantismo no solo por su visión igualitaria hacia las mujeres, sino porque pensaba que iba a evolucionar a un deísmo, o una religión sin culto.

			

				

				Delhom, 'Aproximación a las fuentes…', 8.

			49 Además, colocar a otra religión como opción facilitaba la discusión sobre la libertad de culto en el país, derecho que recién existió unos años luego de la publicación de
Asimismo, cabe reparar en que el pensador peruano no dijo que fueran solo las mujeres las 'seducidas' por las ideas de la iglesia, y que tampoco ellas lograban emanciparse por sus propios medios. Por el contrario, Gonzalez Prada afirmó que 'En toda época y en todos los países la mujer fue víctima y arma del sacerdocio […] los sacerdotes arrastran a las mujeres, las mujeres arrastran a los hombres y los hombres se dejan arrastrar'.

			

				

				González Prada,
Tal concepción no estaba lejos del discurso de las feministas de la época. Clorinda Matto señaló a finales del siglo XIX que 'postergar la ilustración de la mujer es retardar la ilustración de la humanidad' y que, sin embargo, 'La mujer necesita el concurso del cerebro masculino para que, sirviéndole de guía, la condujera a la meta anhelada'.

			

				

				

					
Por último, González Prada mencionó la importancia que el papel de las madres tenía para la mujer y la humanidad, ya que el futuro dependía de la educación que ellas les dieran a sus hijos. 'Las mujeres guían la marcha de la humanidad',

			

				

				González Prada,
Pero la posición feminista respecto a la relación entre las mujeres y la iglesia católica nos conduce a hablar de un binomio fundamental en el pensamiento de aquellos años: la relación entre civilización y barbarie. 
			 
				 
				Delhom, 'El discurso sobre…', 188. 
			59 Y es que lo más racional era considerado como lo más civilizado, mientras que lo más sentimental, más cerca de la barbarie. Como hemos visto hasta aquí, González Prada apostó por colocar a las mujeres no indígenas en el lado de la civilización y, por lo tanto, las alejó de la barbarie. Esto fue posible gracias a que el autor no expresó una masculinidad hegemónica -o una que garantizaba la jerarquía patriarcal de género local-, sino una aliada que sintió empatía por la situación de desigualdad que vivían las mujeres de su entorno o clase social. Por lo tanto, él manifestó una masculinidad que estaba en cierto contacto con sus emociones. Asimismo, es interesante observar que la masculinidad que el político en cuestión expresó tampoco era la masculinidad predominante del positivismo. La escuela positivista manejaba una concepción conservadora respecto al rol de la mujer 
			 
				 
				Cárdenas, 'El feminismo liberal…', s/n. 
			60 y dejaba de lado cualquier expresión de sentimiento para los hombres de ciencia.

			Entonces, por lo visto hasta aquí, puedo afirmar que la masculinidad de González Prada respecto a las mujeres no indígenas no fue hegemónica, en tanto él criticó y transgredió las normas de género de la época. Más bien, siguiendo la clasificación planteada por Messerschmidt, la masculinidad del pensador peruano podría considerarse como una de tipo dominante en su relación tanto con hombres, como con mujeres de su entorno social. Pues él trató de dictar o imponer los mecanismos por los cuales las mujeres debían liberarse, así como también el papel que los esposos debían cumplir en dicho proceso. A continuación, trato de analizar si esta misma masculinidad dominante se repite respecto a los indios. Así como también pretendo examinar (aunque brevemente) si esa masculinidad aparece respecto a otro grupo de mujeres que vivían una situación bastante distinta: las indias.

		El ensayo 'Nuestros indios', representa una novedad respecto al corpus bibliográfico que hasta ese momento existía en el Perú. Ya que, a nivel nacional ningún otro autor había hablado del sujeto indígena como un integrante de la sociedad; a nivel latinoamericano, el único que había hecho un esfuerzo parecido era José Martí. Ambos autores compartieron una crítica al concepto de raza por ser una noción creada por los hombres blancos con el fin de sentirse superiores.

			

				

				

					
Otra diferencia entre el pensamiento de González Prada en
Para González Prada, la sociología fue la que ayudó a los españoles a plantear el concepto de raza como una característica que dividió al mundo en inferiores y superiores. Gracias a ello, los europeos se sintieron con el 'derecho a monopolizar el gobierno del Planeta' y de afirmar que 'Donde se lee barbarie humana tradúzcase hombre
Pero la crítica de González Para no solo tocó a los españoles, sino también a los pensadores locales de la vuelta de siglo Estos últimos sostenían dos puntos de vista en general: el primero era que la raza del indio fue corrompida por la conquista. Los españoles convirtieron a los naturales en una raza sin fuerza, viciosa y sin esperanza, como dijo el historiador y médico Sebastián Lorente.

			

				

				

					
Así pues, hasta aquí pareciera que la crítica a la superioridad de la raza blanca que sostuvo González Prada fue en contra de una masculinidad hegemónica (blanca) no solo regional -creada y expresada por los españoles-, sino también una local. Sin embargo, él no valoraba a las masculinidades indígenas como iguales. Esto se observa en la cita de Gustav Le Bon -psicólogo social positivista- que el pensador peruano incluyó en 'Nuestros indios'. En dicho texto afirmó que, debido a la conquista, 'las naciones hispanoamericanas' pasaron 'de la niñez a la decrepitud, salvando en menos de un siglo la trayectoria recorrida por otros pueblos en tres, cuatro, cinco y hasta seis mil años'.

			

				

				González Prada,
Y es que, siguiendo lo dicho por el autor, se infiere que los hombres del continente americano nunca alcanzaron la masculinidad de un hombre adulto. Por lo tanto, los naturales americanos eran por naturaleza más débiles y menos masculinos que los que vinieron después: los mestizos, criollos y españoles. De igual modo, para el pensador peruano, los naturales nunca tuvieron la posibilidad de disfrutar de la adultez, ya que pasaron por ella demasiado rápido, razón por la cual no pudieron rebelarse. Esa supuesta situación de inmadurez y debilidad natural en los indios impidió que González Prada apueste por un regreso al pasado incaico, así como también lo imposibilitó de referirse al indio del pasado con nostalgia, como sí lo hizo la corriente modernista en la letra de Chocano.

			

				

				

					
Entonces, para el político peruano la inferioridad de los indios estuvo dada debido a un tipo de masculinidad y no de raza. En ese sentido, su crítica al concepto de masculinidad hegemónica local y regional se posicionó como la expresión de otra masculinidad hegemónica, esta vez no racial, pero sí basada en el conocimiento científico positivista. Pues, sus afirmaciones respecto a los indígenas siguieron validando una jerarquía donde los ilustrados como él (los que pueden citar un autor francés) estaban por encima de aquellos como los indígenas, quienes eran débiles, decrépitos y femeninos.

			Asimismo, González Prada aludió a un mecanismo de pacto patriarcal o de complicidad entre otras masculinidades indígenas no hegemónicas con la hegemónica blanca. Dicha masculinidad cómplice es la que el autor identificó como encastado, 'cholos de la sierra o mestizos como el mulato y el zambo de la costa'

			

				

				González Prada,
El mismo orden de género y el pacto patriarcal también afectaron a las mujeres indígenas: 'toda india, soltera o casada puede servir de blanco a los deseos brutales del señor. Un rapto, una violación y un estupro no significan mucho cuando se piensa que a las indias se las debe poseer de viva fuerza'.

			

				

				
Ahora bien, tal como sucedió en el ensayo sobre las mujeres y la iglesia, luego de que el pensador peruano dio su diagnóstico, él planteó una solución, y esta fue distinta a la que circulaba en su época. En el caso de los indios, la solución de los políticos fue proponer que fueran educados, en tanto esto les iba a permitir redimirse económica y socialmente. No obstante, debido al positivismo y racismo imperante, la educación ofrecida a los naturales debía ser mínima y distinta a la entregada a los niños de las ciudades.

			

				

				

					
'La cuestión del indio, más que pedagógica, es económica, es social'

			

				

				
o el corazón de los opresores se conduele al extremo de reconocer el derecho de los oprimidos, o el ánimo de los oprimidos adquiere la virilidad suficiente para escarmentar a los opresores. Si el indio aprovechara en rifles y cápsulas todo el dinero que desperdicia en alcohol y fiestas, si en un rincón de su choza o en el agujero de una peña escondiera un arma, cambiaría de condición, haría respetar su propiedad y su vida. […] al indio no se le predique humildad y resignación sino orgullo y rebeldía. ¿Qué ha ganado con trescientos o cuatrocientos años de conformidad y paciencia? Mientras menos autoridades sufran, de mayores daños se libertan.

			

				

				
De acuerdo a lo dicho, lo que el pensador peruano propuso es que los opresores dejen de lado el racismo, el pensamiento puramente racional y se atrevieran a sentir, a experimentar empatía por el dolor de otros que no consideraban como iguales. En otras palabras, lo que él pidió fue un cambio de masculinidad que rompiera con la jerarquía de género propuesta hasta ese momento, y que apostara por vivencias sentimentales como la piedad, la compasión y la pena. Es decir, una masculinidad parecida a la que él expresó hacia las mujeres de su entorno.

			Por el lado de los indios, González Prada agregó que estos no solo eran decrépitos, sino también viciosos y pasivos, rasgos que van de la mano con una minoría de edad o con la inmadurez. La pasividad ya había sido mencionada por el pensador peruano, ahora le agregó el vicio, una característica que Clemente Palma incluyó en su descripción del indio. En ese sentido, esta última descripción que González Parada hizo de la masculinidad del indio se parece cada vez más a la propuesta por la masculinidad hegemónica ilustrada local y regional de su época; con la única diferencia de que él no apuesta por la superioridad de la raza blanca.

			Asimismo, González Prada sostuvo que los indios necesitaban cambiar de masculinidad, ser viriles o dejar de ser pasivos y reclamar lo que era suyo usando las armas. Necesitaban deshacerse de toda tutela y pelear, ir a la guerra. La masculinidad marcial sería la garantía de haber llegado a una mayoría de edad, o de que se convirtieron en hombre. Luego de haber ganado esa mayoría de edad, podrían recuperar sus tierras y tener algo que comerciar a partir de lo que ellas produzcan En ese sentido, tanto el problema de la tierra como el económico eran secundarios para los indígenas, pues eran situaciones que dependían de un cambio de masculinidad o de ganar virilidad.

			Este argumento situó a González Prada en una posición contraria a la defendida por ilustrados y positivistas. Pues, el político peruano propuso abandonar la vía de la razón exclusiva para proponer la fuerza de las emociones viriles,

			

				

				Peluffo, 'Hombres de hierro…', 27.

			80 tales como la violencia. Él no propuso que los indios se civilizaran, sino que se volvieran más bárbaros a través de la expresión de emociones viriles. Pero, además, los indios debían lograr esto a través de su propio esfuerzo, sin tutela de nadie, solo así recuperarían lo que fue suyo.

			

				

				González Prada,
Del mismo modo, él tampoco sostuvo que esta nueva masculinidad lo llevara a considerar a los indios como iguales. De la misma manera, no se colocó como el modelo de masculinidad que los indios debían seguir para
Por todo lo dicho, concluyo que Manuel Gonzales Prada expresó una masculinidad de aliado hacia las mujeres de su entorno: ilustradas, blancas, criollas o mestizas. No solo porque apoyó las reivindicaciones planteadas por las feministas de la época, sino porque fue un poco más lejos respecto a la igualdad que pedían y debían alcanzar estas mujeres. Asimismo, el político peruano expresó una masculinidad dominadora local y regional respecto a la masculinidad hegemónica eclesial de la época. Pues, la masculinidad de González Prada no garantizó la jerarquía patriarcal que la iglesia impuso; y, a la vez, él trató de imponer sus ideas acerca de cuál era la alternativa a esa jerarquía, o cuáles eran los procesos por los cuales las mujeres podían liberarse.

			Todo cambia respecto a las y los indios. Aquí no puedo afirmar que González Prada haya expresado una masculinidad dominadora, ya que él sí garantizó la jerarquía de género de las indias respecto a los hombres blancos, y la de los hombres ilustrados respecto a los indios. Primero, él en ningún momento se comparó o puso en el mismo lugar de los indios. Segundo, nunca tomó en cuenta el punto de vista indígena para proponer una solución a la opresión y desigualdad en la que vivían. Tercero, el político peruano propuso que el único medio de liberación de los indios era expresar una masculinidad marcial o más bárbara. Y él se arrogó el derecho de proponer esta solución desde una masculinidad ilustrada (aunque no puramente racional), por lo tanto, siguió manteniendo la superioridad de lo civilizado sobre lo bárbaro. Cuarto, el cambio en la masculinidad indígena no aseguraba que estos fueran integrados a la sociedad civilizada y considerados como iguales a las masculinidades criollas, mestizas y blancas de la época. Quinto, la masculinidad que él expresaba era civilizada, ilustrada y una desde la cual trataba de persuadir a sus coetáneos de que él estaba en lo correcto (a través de publicaciones y debates). En ese sentido, creo que el hecho de que él haya apostado por una masculinidad que mostró sentimientos hacia las mujeres de su entorno, hacia los indios e incluso hacia las indias, no basta para decir que su masculinidad no era hegemónica. Por ello, respecto a los naturales, González Prada sí expresó una masculinidad hegemónica ilustrada, local y regional, solo que una que se atrevió a expresar algunas emociones.

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Borró 'de los Reyes' y el prefijo 'de' en de Prada.

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					Margarucci, Ivanna. “La ideología anarquista de Manuel González Prada en la prensa libertaria peruana de comienzos del siglo XX”. , 49, (2020): s/n. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-50492020000100218Ivanna Margarucci, 'La ideología anarquista de Manuel González Prada en la prensa libertaria peruana de comienzos del siglo XX',
González Prada,

					Miro Quesada, Carlos. . Ediciones Paginas Peruanas, 1961.Carlos Miro Quesada,

					Monsivais, Carlos. , 3ra ed. Barcelona: Anagrama, 2006.Carlos Monsiváis,

					De Onís, Federico “Sobre el concepto de modernismo”. En , coord. Homero Castillo, 67-74. Madrid: Gredos, 1974.Federico de Onís, 'Sobre el concepto de modernismo', en
Según Gutiérrez la fe en la ciencia y en la idea del progreso que encarnaba el positivismo, también fue otro de los rasgos del modernismo. Véase Gutiérrez, Rafael. , 2da edición. México: Fondo de Cultura Económica, 1987.Rafael Gutiérrez,

					Sylvia Molloy. “Lecturas de descubrimiento: la otra cara del fin del siglo”. En , 17-28. Irvine: Universidad de California, 1994.Sylvia Molloy, 'Lecturas de descubrimiento: la otra cara del fin del siglo', en
Motivo por el cual no ahondo en dicho movimiento.

			

					Núñez, Lucie. “Manuel González Prada: la cuestión indígena. A la luz del positivismo y del modernismo”. 20, (2015): 189-199.Núñez, Lucie. 'Manuel González Prada: la cuestión indígena. A la luz del positivismo y del modernismo'.
Trabajada por Luis Alberto Sánchez, estudioso del político peruano en cuestión.

			González Prada,

					De González Prada, Adriana. . Lima: Editorial Cultura Antártica, 1947.
Adriana de González Prada,

					Cárdenas, Mónica. “El feminismo liberal en el Perú decimonónico: Manuel González Prada y la Generación de escritoras de 1870”. , 17 (2017): s/n. https://doi.org/10.4000/amerika.8302.Mónica Cárdenas, 'El feminismo liberal en el Perú decimonónico: Manuel González Prada y la Generación de escritoras de 1870',

					Denegri, Francesca. “‘Yo no sé si soy feminista’. Redes feministas trasatlánticas, campo intelectual y suffragettes”. , 17, (2021): 21-46. https://doi.org/10.5354/0719-4862.2021.64858Francesca Denegri, ''Yo no sé si soy feminista'. Redes feministas trasatlánticas, campo intelectual y suffragettes',

					Messner, Michael A., Max A. Greenberg, y Tal Peretz. . New York: Oxford University Press, 2015.Michael A. Messner, Max A. Greenberg y Tal Peretz.
Peluffo, 'Hombres de hierro…', 24.

			González Prada,
Denegri. ''Yo no sé…', 34.

			Messner, Greenberg y Peretz,

					Delhom, Joël. “Aproximación a las fuentes de Prada sobre la cuestión religiosa” En ., ed., Isabelle Tauzin, 2, 8. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos-Presses Universitaires de Bordeaux- Biblioteca Nacional del Perú, 2006.Joël Delhom. 'Aproximación a las fuentes de Prada sobre la cuestión religiosa', en
González Prada,

					Delhom, Jöel. “El discurso sobre la mujer y su emancipación en Manuel González Prada: entre romanticismo, positivismo y anarquismo”. En , t. 1, eds., Carmen Riera, Meri Torras e Isabel Clúa, 183-190. Caracas-Valencia: Ediciones Ex Cultura, 2002.Jöel Delhom, 'El discurso sobre la mujer y su emancipación en Manuel González Prada: entre romanticismo, positivismo y anarquismo', en
González Prada,

					Pratt, Mary Louise. “‘No me interrumpas’: las mujeres y el ensayo latinoamericano”. 21, (2000): 70-88.
Mary Louise Pratt, ''No me interrumpas': las mujeres y el ensayo latinoamericano'.

					Matto, Clorinda. . Buenos Aires: Imprenta de Juan A. Alsina, 1906. .Clorinda Matto,
Delhom, 'Aproximación a las fuentes…', 8.

			Poulsen, 'Mujeres y ciudadanía…', 145.

			González Prada,

					Matto, Clorinda. “Las obreras del pensamiento en la América del Sur (1895)”. , 29, (2016): 169-179. DOI: http://dx.doi.org/10.6035/.Clorinda Matto,
Peluffo, 'Hombres de hierro…', 30.

			González Prada,
Denegri. ''Yo no sé…', 24-25.

			

					Skinner, Lee. . Gainesville: University Press of Florida, 2016.Lee Skinner,
Delhom, 'El discurso sobre…', 188.

			Cárdenas, 'El feminismo liberal…', s/n.

			

					Martí, José. “Mi raza”. , 16 de abril de 1893.
José Martí, 'Mi raza',
Para revisar este tema en Martí, véase García, Manuel Andrés. “José Martí y la defensa del indio”. En , coord. José A. Armillas. Zaragoza: Institución “Fernando el Católico”, 2007.Manuel Andrés García, 'José Martí y la defensa del indio', en
Gutiérrez,
González Prada,

					Lorente, Sebastián. . Lima: Imprenta Liberal, administrada por M. Fernández, 1879.
Sebastián Lorente,

					Palma, Clemente. “El porvenir de las razas en el Perú”. Tesis de licenciatura en Letras. Universidad Mayor de San Marcos, 1897. .Clemente Palma, 'El porvenir de las razas en el Perú'. Tesis de licenciatura en Letras. Universidad Mayor de San Marcos, 1897. https://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12672/338/Palma_cl.pdf?sequence=1.

			La idea de la feminización del indio se origina con la llegada de los españoles, ya que estos tenían la costumbre de feminizar a los hombres que veían como enemigos. Véase, por ejemplo, Martínez, María Elena. . Standford: Standford University Press, 2008.María Elena Martínez,
González Prada,

					Chocano, José Santos. , tomo segundo. Barcelona: Casa editorial Maucci, 1910.José Santos Chocano,
González Prada,

					Ccahuana, Jorge. “La reforma educativa de 1905: Estado, indígenas y políticas racializadas en la República Aristocrática”. , 86, (2020): 5-32.Jorge Ccahuana, 'La reforma educativa de 1905: Estado, indígenas y políticas racializadas en la República Aristocrática',
González Prada,
Peluffo, 'Hombres de hierro…', 27.

			González Prada,